Caminando a lo desconocido
No sabía desde donde había salido, ni tampoco cual era el destino. De lo que si estaba seguro era de que se encontraba aterrado. La noche era casi impenetrable y el espeso aire se negaba a ser inhalado hacia el interior de sus fueyes pectorales.
Por entre las ramas secas y quebradizas de los viejos árboles pudo apenas vislumbrar un absurdo cumulo de tierra, que al juzgar por la forma de la base no había teoría científica que avalara su permanencia en la posición que se encontraba. Sin embargo allí se yergue.
Al acercarse se sintió profundamente atraido por una misteriosa energía que provenía de la cima de aquella loma. Sobre el cumulo se hallaba una pequeño e inestable castillo. Una fuerza tan oscura y fuerte que lo hacía sentir profundamente afligido si tan solo pensaba en negarse a entrar al edificio.
A travéz de un rayo de luna, que escapó a las espesas nubes que colgaban como algodones desechados, vislumbró en el angulo de su ojo izquierdo, un camino de esperanza y escape que a pesar de penar le hacia sentir que quizás todo no estaba perdido.